Jubilado administrador de S.L. sin ser autónomo

En el mundo empresarial, existe un debate constante sobre cómo llevar a cabo un emprendimiento sin comprometer nuestra jubilación. Muchas personas se preguntan si es posible ser administrador de una Sociedad Limitada (S.L.) sin tener que darse de alta como autónomo. En este artículo, exploraremos todas las posibilidades y los aspectos legales de esta situación. Veremos las diferencias entre ser autónomo y autónomo societario, así como las implicaciones y requisitos para poder llevar a cabo esta opción siendo una persona jubilada. Te invitamos a seguir leyendo para descubrir las respuestas a todas tus preguntas.

Índice
  1. Diferencias entre ser autónomo y autónomo societario
  2. Responsabilidad limitada al capital de la sociedad
  3. Constitución más costosa y extensa
  4. Tributación por el IRPF vs impuesto sobre sociedades
  5. Casos en los que es obligatorio ser autónomo societario
  6. Control efectivo de la sociedad
  7. Ser administrador y trabajar en la sociedad
  8. Obtención de asesoramiento especializado para gestionar la empresa
  9. Conclusión

Diferencias entre ser autónomo y autónomo societario

Para comprender mejor si un jubilado puede ser administrador de una S.L. sin ser autónomo, es importante entender las diferencias entre ser autónomo y autónomo societario.

En primer lugar, ser autónomo implica darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Esto significa que como autónomo, serás responsable de tus propias obligaciones fiscales, de la Seguridad Social y de cualquier aspecto relacionado con tu actividad empresarial. Tendrás que presentar declaraciones trimestrales de IVA y retenciones de IRPF, así como pagar tus cotizaciones sociales según la base de cotización que elijas.

Por otro lado, el autónomo societario es el administrador de una sociedad mercantil, como una S.L. En este caso, la responsabilidad del administrador se limita al capital de la sociedad. Esto significa que si la empresa tiene deudas, los acreedores solo podrán reclamar el patrimonio de la sociedad y no el del administrador personalmente.

La principal diferencia radica en que el autónomo societario tiene una protección ante posibles deudas y responsabilidades de la empresa, mientras que el autónomo individual (o autónomo no societario) asume toda la responsabilidad personalmente.

Responsabilidad limitada al capital de la sociedad

Uno de los principales beneficios de ser administrador de una S.L. sin ser autónomo es la responsabilidad limitada al capital de la sociedad. Esto significa que si la empresa entra en concurso de acreedores o tiene deudas, los acreedores solo podrán embargar los bienes y el capital de la sociedad, sin tocar el patrimonio personal del administrador.

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Esta protección ante posibles deudas y reclamaciones es un aspecto muy importante a tener en cuenta, especialmente si ya estás jubilado y no deseas arriesgar tu patrimonio.

Constitución más costosa y extensa

Una de las desventajas de ser administrador de una S.L. sin ser autónomo es que la constitución de una sociedad es más costosa y extensa en comparación con darse de alta como autónomo.

Para constituir una S.L., es necesario realizar una serie de trámites legales y administrativos, como redactar los estatutos sociales, realizar la escritura pública ante notario, inscribir la sociedad en el Registro Mercantil, obtener el NIF de la sociedad y llevar a cabo el depósito de cuentas anuales, entre otros.

Estos trámites pueden resultar costosos, tanto en términos de dinero como de tiempo. Sin embargo, si estás dispuesto a asumir estos gastos y el proceso de constitución, ser administrador de una S.L. puede ser una opción viable para ti.

Tributación por el IRPF vs impuesto sobre sociedades

Otro aspecto importante a considerar es la forma en que se tributa como autónomo o como sociedad.

Como autónomo, tributarías a través del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). Esto significa que tendrías que declarar tus ingresos y gastos en la declaración de la renta y pagar impuestos en función de tu nivel de ingresos.

En cambio, una sociedad está sujeta al impuesto sobre sociedades. El impuesto sobre sociedades es un porcentaje fijo que se aplica sobre el beneficio obtenido por la sociedad durante el ejercicio fiscal.

La elección entre tributar como autónomo o como sociedad dependerá de varios factores, como los ingresos esperados, los gastos deducibles y la situación personal de cada emprendedor.

Casos en los que es obligatorio ser autónomo societario

Existen casos en los que es obligatorio ser autónomo societario, es decir, darse de alta como autónomo y ser administrador de una sociedad mercantil.

Uno de estos casos es cuando tienes el control efectivo de la sociedad. El control efectivo se define cuando el administrador de la sociedad es el propietario de más del 50% del capital social o cuando tiene poder de decisión y control sobre la gestión y dirección de la sociedad.

En estos casos, la Seguridad Social considera que el administrador está trabajando por cuenta propia y, por lo tanto, debe darse de alta como autónomo.

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Otro caso en el que es necesario ser autónomo societario es cuando el administrador también ejerce una actividad remunerada en la sociedad. Si además de ser administrador, realizas tareas o servicios para la sociedad y recibes una remuneración por ello, deberás estar dado de alta como autónomo.

Si tienes el control efectivo de la sociedad o eres administrador y trabajas en la sociedad, tendrás que darte de alta como autónomo societario.

Control efectivo de la sociedad

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta cuando se trata de ser administrador de una S.L. sin ser autónomo es el control efectivo de la sociedad.

Como mencionamos anteriormente, si tienes el control efectivo de la sociedad, es decir, si eres propietario de más del 50% del capital social o si tienes poder de decisión y control sobre la gestión y dirección de la sociedad, la Seguridad Social considerará que estás trabajando por cuenta propia y tendrás que darte de alta como autónomo.

El control efectivo de la sociedad implica tener la capacidad de tomar decisiones importantes para el funcionamiento de la empresa y poder influir en su dirección. Esto puede incluir la toma de decisiones estratégicas, la contratación de personal, la firma de contratos comerciales, entre otros.

Ser administrador y trabajar en la sociedad

Otro aspecto importante a considerar es si como jubilado, deseas ser administrador y trabajar en la sociedad que estás creando.

Si deseas tener un papel activo en la gestión y dirección de la empresa, será necesario darte de alta como autónomo societario. En este caso, además de ser administrador, también estarás ejerciendo una actividad remunerada en la sociedad, lo que te obliga a estar dado de alta como autónomo.

Si, por el contrario, prefieres ejercer únicamente el papel de administrador, sin realizar tareas remuneradas en la sociedad, podrías ser administrador de una S.L. sin estar dado de alta como autónomo.

Esta diferencia es importante tenerla en cuenta, ya que puede influir en tu situación legal y obligaciones como autónomo o como administrador de una sociedad mercantil.

Obtención de asesoramiento especializado para gestionar la empresa

Si decides ser administrador de una S.L. sin darte de alta como autónomo, es importante contar con asesoramiento especializado para gestionar tu empresa de manera adecuada y cumplir con todos los requisitos legales y fiscales.

Tener un asesor fiscal o contable que te guíe en el proceso de constitución, en la gestión fiscal y en cualquier aspecto relacionado con tu actividad empresarial será fundamental para evitar problemas legales y administrativos.

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Un asesor especializado podrá ayudarte a determinar si puedes ser administrador de una S.L. sin ser autónomo en tu situación particular, teniendo en cuenta las circunstancias específicas de tu caso.

Conclusión

Si estás jubilado y estás considerando la posibilidad de ser administrador de una S.L. sin estar dado de alta como autónomo, es importante tener en cuenta las diferencias entre ser autónomo y autónomo societario, así como las implicaciones legales y fiscales que esto conlleva. Mientras que el autónomo societario tiene una responsabilidad limitada al capital de la sociedad, la constitución de una sociedad puede resultar más costosa y extensa que darse de alta como autónomo. Además, existen casos en los que es obligatorio ser autónomo societario, como tener el control efectivo de la sociedad o ejercer una actividad remunerada en la misma. Si decides seguir esta opción, es fundamental contar con asesoramiento especializado para gestionar adecuadamente tu empresa. Recuerda que la información proporcionada en este artículo es solo orientativa y es recomendable consultar a un profesional para obtener un asesoramiento personalizado.

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