Comparación de pagos mensuales: SL vs Autónomo

Cuando se decide emprender y constituir una empresa, hay que tomar decisiones importantes desde el principio. Una de las decisiones más relevantes es si optar por ser autónomo o constituir una sociedad limitada. Esta elección no solo afecta a la forma jurídica de la empresa, sino también a los aspectos fiscales y financieros.
En este artículo, vamos a comparar los pagos mensuales de un autónomo y los de una sociedad limitada, para ayudarte a entender las diferencias y escoger la opción que más te convenga. Examina detalladamente los distintos aspectos de cada opción y considera tus necesidades y objetivos antes de tomar una decisión.
- Diferencias fiscales entre autónomo y sociedad limitada
- Tributación del autónomo por el IRPF
- Tributación de la sociedad limitada por el impuesto de sociedades
- Ventajas de la sociedad limitada a medida que aumentan los ingresos
- Consideración de otros factores como costos de seguridad social y gestión de la sociedad
- Recomendación de comenzar como autónomo y luego constituir una sociedad limitada
- Importancia de consultar con un asesor para tomar la decisión correcta
Diferencias fiscales entre autónomo y sociedad limitada
La principal diferencia fiscal entre ser autónomo y tener una sociedad limitada reside en cómo se tributa por los ingresos y beneficios de la actividad empresarial. Mientras que el autónomo tributa por el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas), la sociedad limitada lo hace por el impuesto de sociedades.
Como autónomo, los ingresos obtenidos por tu actividad empresarial se sumarán a tu base imponible y se aplicará una escala progresiva de tipos impositivos al calcular tu IRPF. En cambio, como sociedad limitada, los beneficios acumulados durante el ejercicio se gravan directamente con un tipo impositivo fijo, actualmente del 25%.
En términos generales, la tributación por el impuesto de sociedades suele ser más favorable que la del IRPF en casos de beneficios elevados. Sin embargo, hay que considerar otros factores antes de tomar una decisión, ya que la fiscalidad no es el único aspecto a tener en cuenta.
Tributación del autónomo por el IRPF
Como autónomo, tendrás que pagar el IRPF trimestralmente, a través del modelo 130, o mensualmente, utilizando el modelo 111, si optas por el pago fraccionado. La base imponible se calcula sumando los ingresos obtenidos por tu actividad empresarial, los cuales se detallan en el modelo 130 o el modelo 111.
La tarifa del IRPF varía en función del nivel de ingresos. A medida que los ingresos aumentan, los tipos impositivos también se incrementan. Por ejemplo, en 2021 los tramos impositivos oscilan entre el 15% y el 47% para los autónomos.
Además del IRPF, como autónomo también deberás hacer frente a otros impuestos, como el IVA si tu actividad está sujeta a este impuesto. Esto implica la presentación trimestral o mensual de los modelos 303 y 390, respectivamente.
Tributación de la sociedad limitada por el impuesto de sociedades
Cuando se constituye una sociedad limitada, la tributación se realiza a través del impuesto de sociedades. Este impuesto grava los beneficios obtenidos por la sociedad durante el ejercicio fiscal. Actualmente, el tipo impositivo es del 25%, aunque puede variar dependiendo de la legislación vigente.
La sociedad limitada debe presentar anualmente el impuesto de sociedades a través del modelo 200, en el que se detallan los ingresos y gastos de la empresa. A diferencia del IRPF, en el impuesto de sociedades se tiene en cuenta la base imponible, es decir, los beneficios netos de la empresa.
Es importante tener en cuenta que, además del impuesto de sociedades, también se deben abonar otros impuestos, como el IVA en caso de que la sociedad realice actividades sujetas a este impuesto.
Ventajas de la sociedad limitada a medida que aumentan los ingresos
A medida que los ingresos de la actividad empresarial aumentan, puede resultar más ventajoso constituir una sociedad limitada en lugar de ser autónomo.
Una de las ventajas más significativas de la sociedad limitada es la tributación por el impuesto de sociedades, que suele ser más favorable que el IRPF en casos de beneficios elevados. Además, al tener una estructura societaria, la sociedad limitada puede deducirse gastos relacionados con la actividad empresarial, como el alquiler de un local o el pago de nóminas a empleados.
Otra ventaja importante de la sociedad limitada es la posibilidad de separar el patrimonio personal del patrimonio de la sociedad. Esto implica una mayor protección patrimonial en caso de problemas o deudas de la empresa. Como autónomo, eres responsable con tu patrimonio personal.
Además, desde el punto de vista de la imagen y la percepción empresarial, tener una sociedad limitada suele transmitir mayor seriedad y profesionalidad que ser un autónomo.
Consideración de otros factores como costos de seguridad social y gestión de la sociedad
A la hora de decidir entre ser autónomo o constituir una sociedad limitada, también hay que tener en cuenta otros aspectos más allá de la fiscalidad.
Por ejemplo, los costos asociados a la seguridad social pueden ser un factor determinante. Como autónomo, tendrás que hacer frente a una cuota mensual por tu cotización a la seguridad social. La cuantía de dicha cuota depende de la base de cotización que elijas y varía en función de tus ingresos.
En cambio, como sociedad limitada, los socios no están obligados a cotizar a la seguridad social como autónomos. Sin embargo, en caso de que la sociedad tenga trabajadores asalariados, sí que deberá hacerse cargo de las cotizaciones a la seguridad social de estos empleados.
La gestión y administración de la sociedad también es un factor a considerar. Mientras que como autónomo tú eres el único responsable de la gestión y dirección de tu actividad empresarial, en una sociedad limitada se requiere un mayor número de trámites y una mayor responsabilidad en la toma de decisiones.
Recomendación de comenzar como autónomo y luego constituir una sociedad limitada
Dadas las diferencias entre ser autónomo y tener una sociedad limitada, así como los costos y responsabilidades asociados a cada opción, suele ser recomendable comenzar como autónomo y, a medida que la actividad empresarial crezca y los ingresos aumenten, constituir una sociedad limitada.
Empezar como autónomo permite probar y validar el negocio antes de asumir mayores responsabilidades y gastos. Además, como autónomo se pueden aprovechar ciertas ventajas, como los beneficios fiscales para los nuevos emprendedores, que permiten reducir el pago de impuestos en los primeros años de actividad.
Una vez que el negocio esté consolidado y los ingresos sean elevados, constituir una sociedad limitada puede resultar más ventajoso. Aunque conlleva mayores obligaciones y costos, también ofrece beneficios fiscales, una mejor protección patrimonial y una imagen más profesional.
No obstante, es importante recordar que cada situación es única y puede haber casos en los que sea más conveniente constituir una sociedad limitada desde el principio o permanecer como autónomo durante todo el tiempo. Por eso, es fundamental consultar con un asesor fiscal o contable antes de tomar una decisión, ya que te ayudarán a evaluar tus necesidades y objetivos y a encontrar la opción que mejor se adapta a tu situación.
Importancia de consultar con un asesor para tomar la decisión correcta
La elección entre ser autónomo y constituir una sociedad limitada es una decisión que puede tener un impacto significativo en tu negocio y en tus finanzas personales. Por eso, es crucial contar con el asesoramiento de un profesional, como un asesor fiscal o contable, quien te orientará y te ayudará a tomar la decisión correcta.
Un asesor podrá evaluar tu situación concreta, analizar los beneficios y las desventajas de cada opción y ofrecerte una visión experta y objetiva. Además, te guiará en los trámites necesarios para constituir una sociedad limitada y te explicará cómo gestionar los pagos mensuales y los impuestos asociados a tu actividad empresarial.
La elección entre ser autónomo o tener una sociedad limitada depende de diversos factores, como tus ingresos, tus necesidades de protección patrimonial y tus objetivos a largo plazo. Ambas opciones tienen ventajas y desventajas y es importante estudiarlas antes de tomar una decisión.
En general, es recomendable comenzar como autónomo y, a medida que vayas creciendo y consolidando tu negocio, evaluar la posibilidad de constituir una sociedad limitada. No obstante, recuerda que cada situación es única y es fundamental contar con el asesoramiento de un profesional para tomar la decisión más adecuada a tu situación.